Imagínate esto: un bicho con ojos de cristal, silencioso como un lunes a las 5 a. m., y que no te exige más que un poco de calor y comida viva. No, no es ciencia ficción ni un personaje de “Dinosaurios” (sí, aquella serie noventera). Es un gecko leopardo.

¿Una mascota exótica? Sí. ¿Difícil de cuidar? Pues depende... aunque más fácil que un hámster escapista, seguro.

Este pequeño reptil, que parece salido de un catálogo de ciencia ficción, ha conquistado terrarios y corazones a partes iguales (sí, incluso el de tu primo el escéptico que decía “bah, eso es un lagarto”). Su mirada fija y su porte relajado lo han convertido en trending topic dentro del mundo de mascotas rarunas. Pero —y este "pero" es importante— también exige cierto nivel de conocimiento y responsabilidad. Porque claro, no es una planta de interior. O sea, no del todo.

¿Qué tiene de especial este gecko? Vamos a ello.

Físico peculiar y detalles “de serie”

Eublepharis macularius, que es como se llama cuando quiere sonar importante, viene de sitios secos como Afganistán o Pakistán, y eso se le nota en el alma (o en el carácter, si prefieres no entrar en debates espirituales).

Es robusto, con la piel llena de granitos —más que una adolescencia mal gestionada— y con un estampado de manchas que le da ese look entre camuflaje militar y diseño setentero.

Puede medir entre 18 y 25 cm, y pesar unos 45 a 80 gramos (dependiendo de si se ha pegado una buena cena o no). Ah, y vive un montón: entre 10 y 20 años si lo cuidas bien. ¿Compromiso largo? Ya te digo.

Gecko-leopardo


¿Y cómo saber si es macho o hembra? Fácil-ish:

Los machos tienen poros femorales bien marcados en forma de V cerca de la cloaca (palabra incómoda pero necesaria).

Las hembras... no tanto. Más redonditas, sin esos bultos tan poco estéticos.

¡Uf! La primera vez que lo ves mudar piel, igual te asustas. Pero tranqui, es normal. Se la comen, por cierto. Sí, se comen su propia piel. Para no dejar rastro. Muy ninja todo.

¿Cómo se comporta?

Te sorprendería saber lo tranquilos que son. En serio. El gecko leopardo es nocturno —así que, si lo ves quieto todo el día, no está deprimido, solo está siendo él mismo. Además, es bastante antisocial. ¿Compañía? No, gracias. Uno por terrario, y paz.

No es que te ignore, pero tampoco esperes que te eche de menos cuando salgas al trabajo. Su estilo es más... observador silencioso. Algo así como un mayordomo japonés.

A veces mueve la cola. ¿Por qué? Depende. Puede ser que esté cazando un grillo o que esté diciendo: “ni se te ocurra molestarme”. Ambigüedad felina, versión reptil.

Cuidados que no puedes saltarte (aunque te dé pereza)

Terrario básico pero con estilo

  • Lo mínimo: 60x30x30 cm.
  • Lo ideal: lo más grande que puedas pagar/situar sin que tu pareja te eche de casa.
  • Material: vidrio o acrílico. Ventilación siempre.

¿Sustrato? Ahí está la movida

Olvídate de la arena si no quieres visitas al veterinario. Nada de cosas sueltas. Mejor papel absorbente, baldosa o alfombra de reptiles. Sí, es menos “natural”, pero también menos letal.

Temperatura: que no pase frío el colega

  • Zona caliente de día: 30–33 °C.
  • Zona fría: 24–26 °C.
  • Noche: bajamos un poco, pero nunca bajo los 20 °C.
  • Una manta térmica debajo viene bien. Y si quieres ser extra, añade luz UVB (aunque no imprescindible, da su toquecito de spa).

Esto me recuerda a cuando intenté usar una lámpara incandescente con mi primer gecko... bueno, da igual. No repitas mis errores.

Humedad y escondites

¿Refugios? Tres, como los mosqueteros: uno en zona cálida, otro en la fría, y otro húmedo (ponle musgo o papel mojado).

La humedad general que no pase del 40 %. Ya sabes, como ese olor a lluvia que se cuela por la ventana en otoño… así, controladito.

Limpieza nivel “maníaco funcional”

  • Cacas: fuera cada día.
  • Cambio de sustrato y limpieza total: al menos 1 vez al mes.

No seas de esos que dejan el terrario como un piso de estudiantes. Que luego vienen los parásitos y la fiesta se acaba rápido.

Alimentación sin dramas… si sabes lo que haces

Este bicho no quiere frutas ni verduras. ¡Ni se te ocurra! Es insectívoro, punto.

  • Crías: comen diario.
  • Adultos: 3 o 4 veces por semana.

Dale grillos, zophobas, tenebrios. Y ojo: tienen que estar “gut-loaded”, es decir, alimentados con comida nutritiva antes de servirlos. Nada de darle un bicho muerto de hambre.

Y sí, necesitas suplementos:

  • Calcio sin D3: siempre disponible.
  • Calcio con D3 + multivitamínico: 1-2 veces por semana.

¿Errores comunes? Fliparás:

  • Ofrecerle insectos más grandes que su cabeza.
  • Saltarte los suplementos.
  • Alimentarlo solo con insectos de tienda que no comieron bien.

¿Genial? Más bien... negligente.

Sexo, huevos y crías (versión zoológica, claro)

Para criar, primero asegúrate de que ambos estén sanos. El macho muerde un poco el cuello de la hembra, pero tranqui: no es violencia, es protocolo.

Los huevos se incuban entre 45 y 60 días. Y sí, la temperatura determina el sexo.

  • 26–28 °C → hembras.
  • 30–32 °C → machos.

Las crías, mejor separadas en cajitas. No las pongas juntas a “ver si se llevan”. Spoiler: no lo harán.

Cuando algo va mal…

Síntomas de alarma:

  • No come.
  • Está como apagado.
  • Su cola se ha afinado demasiado (sin reservas, mal rollo).
  • Las cacas huelen raro (más de lo habitual).
  • Problemas al mudar.

Enfermedades más comunes:

  • Enfermedad metabólica ósea.
  • Impactación (sí, eso de tragarse algo y atascarse).
  • Infecciones respiratorias.
  • Parásitos varios (internos y externos).

Consulta siempre con veterinario exótico. ¡Siempre! No vale el de perros y gatos del barrio. A no ser que vivas en una ciudad grande, claro, donde hay más variedad de especialistas que sabores de yogur.

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¿Preguntas tontas? Nah, todas valen

¿Muerde?

Raro. Solo si se siente atacado o lo coges como si fuera una croqueta caliente.

¿Se siente solo?

Para nada. Le mola estar solo. Y si metes otro, igual se lían a colazos.

¿Cuánto vive?

Entre 15 y 20 años. Más que algunos Tamagotchis, desde luego.

¿Cuánto cuesta esto?

  • Gecko: 30–200 €.
  • Terrario: de 100 a 200.
  • Mantenimiento: entre 15 y 30 al mes.

Final de esta odisea reptil

El gecko leopardo es, sin lugar a dudas, una de esas mascotas que no sabías que necesitabas hasta que te guiñó un ojo. Su cuidado no es ninguna locura, pero tampoco vale improvisar. Si te preparas, te informas y no metes la pata (mucho), te dará compañía durante años.

Eso sí, si lo sacas del terrario, que sea con cuidado: no lo vas a pasear como a un perro. Y si alguna vez sueñas con ponerle una mini camiseta… mejor no lo hagas.